Era de La Jarea




Situada en un entorno privilegiado, con vistas despejadas a las montañas de la Alpujarra y del Parque Nacional de Sierra Nevada, la Era de la Jarea es uno de esos lugares que, aunque hoy puedan parecer silenciosos y tranquilos, en otro tiempo fueron verdaderos centros de actividad comunitaria.
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Las eras eran espacios fundamentales en la vida rural tradicional: amplias explanadas empedradas o de tierra apisonada, como esta, donde los agricultores trillaban el grano tras la cosecha.
Aquí se realizaba el proceso de separación del trigo o la cebada de la paja, utilizando el viento y útiles como el trillo o las horcas. La trilla era una actividad intensiva, que reunía a familias y vecinos durante los meses de verano, y que iba mucho más allá del trabajo: era también un momento de encuentro, cooperación y convivencia.
Aquí se realizaba el proceso de separación del trigo o la cebada de la paja, utilizando el viento y útiles como el trillo o las horcas. La trilla era una actividad intensiva, que reunía a familias y vecinos durante los meses de verano, y que iba mucho más allá del trabajo: era también un momento de encuentro, cooperación y convivencia.
La Era de la Jarea conserva su forma circular característica y su ubicación estratégica, elegida precisamente por la exposición al viento que facilitaba la tarea del aventado. Desde aquí, el visitante puede contemplar no solo un paisaje natural de gran belleza, sino también imaginar la intensidad de los días de cosecha, el ir y venir de mulas, los cantos populares y las voces compartidas entre generaciones.
Hoy, este espacio recuperado invita a detenerse, observar y reflexionar sobre el modo de vida que durante siglos definió la identidad de Válor y sus pueblos. La Era de la Jarea es, por tanto, un testimonio tangible de la sabiduría popular, la economía agrícola y la cultura del esfuerzo que ha dado forma a estas tierras.
Una parada en este lugar es una oportunidad para conectar con las raíces de la Alpujarra, comprender su historia desde la tierra y disfrutar de una de las vistas más auténticas y evocadoras del municipio.
Hoy, este espacio recuperado invita a detenerse, observar y reflexionar sobre el modo de vida que durante siglos definió la identidad de Válor y sus pueblos. La Era de la Jarea es, por tanto, un testimonio tangible de la sabiduría popular, la economía agrícola y la cultura del esfuerzo que ha dado forma a estas tierras.
Una parada en este lugar es una oportunidad para conectar con las raíces de la Alpujarra, comprender su historia desde la tierra y disfrutar de una de las vistas más auténticas y evocadoras del municipio.